Eres ese recuerdo que
llevo clavado
en lo más profundo de
mis recuerdos;
aquél que permanece
oculto entre sombras y
que sale a flote cada
vez que mi alma suspira,
pensando en cómo
sería mi vida si aún estuvieses a mi lado.
Temerosa de no poder
resistir el deseo de tu piel,
de no poder sofocar
ese fuego interno que te consumía, huiste;
tomaste distancia, sin
importar el que destrozaras mi corazón.
Esa fue mi primera
condena de amor;
pero tu alma se
resistía,
ansiaba mi piel y mi
fuego interno,
forzándote a
retroceder lo andado.
Una llamada
telefónica se tragó tu orgullo,
buscaste una ventana
que te permitiera regresar
al refugio de mis
brazos, pero ya era tarde.
El que ahora se
acobardaba era yo,
y no sabía cómo
enfrentar este inmenso amor;
amor que tras 25
años, aún me consume por dentro…
Muy bonita la verdad, yo escribí una poesía que tenía el mismo título. Un saludo.
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