sábado, 28 de junio de 2014

Un día especial

Esa mañana debía rendir mi examen y se me estaba haciendo tarde. ¡Nada me quedaba!, piezas de ropa volaban por mi habitación y no encontraba la adecuada. Di con mi brasier favorito, el de la buena suerte (la necesitaré). Me miré al espejo; mi cabello era un desastre, pero ya era tarde. Cogí la falda negra, una blusa, mis tacos negros y mi cartera. Debí llevar los tacos en un abolsa y salir con zapatillas, necesito correr si quiero llegar a la hora.


Llegué a la terminal justo a tiempo, subo al vagón pero todo está lleno; sin embargo, un apuesto chico me cede su asiento, respiro hondo dado mi cansancio, y de paso siento un agradable aroma a madera... Tal vez el perfume de alguno de los pasajeros. Me encantó; respiré hondo a ver si lograba adivinar de donde provenía. Creo que proviene del muchacho que me cedió el asiento (está bien guapo, debo reconocer que atrajo mi atención).

Sube y sube gente al vagón, hace calor. ¿Acaso nadie lo nota?. Tal vez tampoco noten si libero un botón de mi blusa.

Al parecer, el chico que me cedió el asiento mira mi escote. ¡Es un fresco!. Espero que ese movimiento de su cintura no sea por una erección... En fin, mi cabello sigue siendo un desastre, debo acomodarlo aunque el lugar no sea el más indicado.

Sigue subiendo gente, le cederé el asiento a esa anciana, lo necesita más que yo.

¡Ese aroma nuevamente!. Definitivamente es el muchacho. No lo puedo resistir, ¡me encanta!. Espero no haya notado mi entusiasmo, ni que descuidadamente mordiera mi labio. ¡Pero es que no lo resisto!.

¿Que habrá tras ese traje formal?, tal vez va al gimnasio y sea todo un Adonis musculoso... 


¡Ese aroma!... ¿Notará si me apego un poco más a él?... Casi puedo sentir su respiración en mi cuello... ¿Sería mucho pedir si me da un sutil beso?... Pero no; no voy a quedar como una regalada. No es mi estilo andar tras los hombres, ¡son ellos los que me persiguen!...


¡Por fin mi parada!... ¡Lo siento cariño, te lo perdiste!...

Parece que viene tras de mi (en ese instante me toma por la cintura y me da un tierno beso)... Alguien con esa iniciativa merece una oportunidad. Lo tomo firmemente y le devuelvo el beso... Y de paso, le doy mi número telefónico... Espero no haber sido demasiado osada... Y que me llame esta tarde.

¡Ese beso fue casi orgásmico!...


Romance viajero

Ese día debía dar una entrevista de trabajo y presté especial cuidado a mi presentación. Barba al ras, after shave y un perfume con un leve aroma a maderas orientales (mi favorito). En cuanto al vestuario; camisa blanca, corbata, pantalón de tela, zapatos negros y ambo negro.

Al subir al vagón de la estación no había nadie, así es que tomé asiento frente a la puerta, a la estación siguiente subieron algunas personas más, y pronto se ocuparon todos los asientos... En una nueva parada sube una chica guapísima, de cabellos intensamente negros, mirada dulce y bella figura. Inmediatamente le cedí el asiento y me quedé de pie junto a ella. Sentí que respiraba algo aliviada, al parecer, llevaba rato de pie.

Al poco andar subieron otras personas y el aire se puso denso. Sentí calor, pero no podía aflojar el nudo de la corbata. Noté que ella desaflojó un botón de su blusa, y dejó entrever parte de la curvatura de sus pechos. Su piel lucía suave y fresca. Sentí que algo reaccionaba en mí, por lo que desvié la mirada; ya era algo tarde, e intenté disimularlo con un sutil movimiento de caderas. Creo que ella lo notó. O tal vez no, ya que acomodó sus cabellos y siguió quieta, con la mirada perdida. Sin embargo, ese movimiento hizo que su escote luciera aún más... Cerré los ojos e imaginé el par de pechos que se ocultaban tras ese brasier.


A la siguiente estación ella le cedió el asiento a una señora mayor y se puso de pie, dándome la espalda. Tal vez ella sintió un leve mareo, el caso es que respiró hondo y se apegó un poco más a mí. Pude sentir sus nalgas junto a mi entrepierna. Yo me sentía extasiado, acerqué mi cara a su cabeza y pude sentir su perfume, suave y delicado, como ella. 


Llegué a la estación en que debía bajar. Casualmente también era la suya... Caminé un par de pasos, la tomé por la cintura y le robé un beso de sus dulces labios. Ella se aferró a mí y me respondió con otro, aún más intenso que el anterior...


Me dio su número de teléfono y quedamos de vernos a la tarde... Espero ansioso las horas... La deseo, y siento que ella también me desea.



viernes, 27 de junio de 2014

Un viaje poco usual

Ese día, mi vehículo había presentado problemas, así es que debí optar por el trasporte público. Recuerdo que era un día caluroso y la gente andaba liviana de ropas.

En tanto subí al vagón, visualicé un asiento que quedaba en una esquina; desde este apreciaba muy bien a todos los pasajeros. En una de las paradas sube una atractiva muchacha, la cual no pasó desapercibida para un joven y bien vestido muchacho. Éste, amablemente le cedió el asiento, a lo cual ella respondió con una sonrisa. Él tomó el pasamanos y se paró junto a ella.

Noté que ella cerró los ojos e inspiró una bocanada de aire. Al parecer, en el entorno había un aroma que le había fascinado. Por sus gestos, deduje que este aroma provenía del joven que le había cedido el asiento. 

A medida que subían los pasajeros, también subía la temperatura del aire. Ella soltó un botón de su blusa y el gesto no pasó desapercibido para el muchacho. Este se acercó un poco a ella, quien lo notó porque volvió a inhalar profundamente y no pudo evitar morder su labio inferior. El muchacho seguía atento a como el escote de la muchacha, con cada movimiento del vagón, mostraba más de lo esperado. Tras eso, realizó un extraño movimiento de cadera el cual no pasó desapercibido para la joven. Ella sonrió, sutilmente. También acomodó un poco su cabello, de manera muy coqueta.

Al pasar a otra estación, sube una mujer mayor y la joven le cede el asiento, ubicándose junto al muchacho. Volvió a inhalar profundamente y discretamente acercó su espalda al abdomen del chico, y tras algunos instantes, pareció mover sus caderas, como buscando sentirlo más.

El muchacho se ruborizó, pero permaneció muy quieto en el mismo lugar. La muchacha se apegó un poco más; los labios de él casi rozaban su oído. Ella cerró sus ojos y volvió a morder su labio. Parecía fantasear con el muchacho, y este con ella.

En la próxima estación ambos bajaron juntos, y a la distancia pude notar que él la aferraba por la cintura y le daba un intenso y prolongado beso...