martes, 17 de febrero de 2015

Juvenil amor de verano

Carlos ya no gustaba de salir de vacaciones con sus padres... Decía que no estaba dispuesto a estar durmiendo en el suelo, metido en un saco de plumas (que además estaba roto, y cada mañana amanecía luciendo como un pollo nuevo, cubierto de pequeñas plumas)...

Fue al amanecer del segundo día, en que imperiosamente necesitó de ir al baño. Como suele suceder en los camping, el baño no estaba muy cerca; así es que no hubo tiempo de realizar el ritual de retirar las plumas que quedaban adheridas al cuerpo. En su acelerado caminar, y el ir sacudiéndose las plumas por el camino, tropezó con una chica que caminaba en sentido contrario... Se miraron a los ojos, y algo pasó en ese momento... Fue solo un instante en que fijaron sus miradas, pero parecieron eternos segundos. Carlos continuó su marcha, mientras ella lo observó alejar un par de pasos, tras lo cual retomó su camino.

Pasado el mediodía, Carlos quiso ir a la playa y mientras tomaba sol vio que, a unos 10 metros de donde estaba, una bella joven reposaba sobre la arena. Admiró sus armónicas y tonificadas curvas, su estilizado rostro, pero solo hasta cuando ella lo miró de frente, pudo reconocerla; era la chica con la que se había cruzado al amanecer...

Aunque él no era un novato en la conquista, sentía que ella era diferente a las chicas que había conocido, y viendo la oportunidad de acercarse, lo hizo.

Disculpa – dijo – ¿Es contigo con quién me tropecé esta mañana?. Es que iba apurado y no te vi venir. Espero no haberte lastimado – agregó.
¿Tú eras el que iba cubierto de plumas? – preguntó ella – Esbozando una bella sonrisa que terminó de cautivarlo.
No te preocupes – agregó la joven – era yo quien iba distraída.

Él se tendió en la arena, junto a ella, y charlaron un buen rato. En realidad, un par de horas. El tiempo se les pasó volando, pero mientras charlaban descubrían que tenían muchas cosas en común: Gustos musicales, literatura, amor por los perros y rechazo a los gatos; que de tanto conversar no pudieron evitar aproximarse. Un espontáneo y dulce beso selló esa tarde... Quedaron de verse a la noche, habría una fogata frente a la playa.

Esa noche se juntaron junto a la fogata, pero pronto salieron a caminar por la orilla de la playa. Era una noche maravillosamente estrellada, sin luna. Ella temblaba, pero no era de frío; él también temblaba...

Llegaron a un roquerío y se tendieron en un espacio arenoso, admiraron las estrellas un rato, permanecieron en silencio, luego se miraron y se besaron apasionadamente...

¿No estaremos yendo muy rápido? – Dijo ella.
No te preocupes – dijo él - Al tiempo que sus manos recorrían su cintura y sutilmente se aproximaban a sus glúteos.

Ella no protestó más... Y al mismo tiempo en que se miraban a los ojos, él le descubrió los senos, admirándolos unos instantes, tras lo cual posó sus labios sobre ellos con sutiles y repetidos besos (y lamidas).

Sus corazones se agitaban y sentían un extraño calor en el cuerpo...

Él terminó de desnudarla, y pudo apreciar su bella y escultural figura; la que no tardó en saborear y recorrer íntegramente con los labios... Ella quiso protestar, pero se dejó llevar...

Entre besos y caricias terminaron desnudos, mientras una tímida luna asomaba en el horizonte, haciendo resplandecer esos pálidos y juveniles cuerpos...

Mirándose a los ojos, consumaron el acto carnal más sublime y sutil jamás vivido... Era la primera vez de ambos... Aunque lo imaginaron mil veces, jamás pensaron que sería tan ardiente, tan intenso..., y tan breve... Esa noche, él no pudo contener sus ansias juveniles, y ella no sintió que las mariposas de su estómago emprendieran el vuelo...

Si bien, ella disfrutó del momento, y sintió ese dulce ardor de la primera vez; así como también sintió unos intensos latido en su ser y algo que se escurría tibiamente... Eso fue todo... No hubo esa magia que señalaron sus amigas, ni su cuerpo quedó rendido, sin poder moverse...


Eran primerizos, y tal vez a la noche siguiente, las cosas serían diferentes... Pero no fue así... A la mañana siguiente, ella emprendió el retorno al hogar; y él quedó en el camping por 5 días más, pensando en ella ,y en ir a visitarla apenas volviera al hogar.





3 comentarios:

  1. Tarde, pero valió la espera.
    Maravilloso relato.
    Mis felicitaciones. Un fuerte abrazo, Cosakkait.
    @LetraImperfecta

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  2. Tarde, pero valió la espera.
    Maravilloso relato.
    Mis felicitaciones. Un fuerte abrazo, Cosakkait.
    @LetraImperfecta

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